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Endeudamiento

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ENDEUDAMIENTO PÚBLICO Y PRIVADO

         Como hoy, las sociedades de Antiguo Régimen vivían tremendamente endeudadas.  Tanto las instituciones como los particulares.  Y Fraga no fue una excepción.  El Concejo foral primero y luego el Ayuntamiento borbónico hicieron frente a una pesada deuda pública que mantuvo frecuentemente en apuros sus finanzas.  La mayor parte de esta deuda se cargaba en forma de “pensiones” anuales derivadas de la venta de “censales” a diferentes inversores, que pagaban un “precio” (un capital) por poder cobrar las pensiones a perpetuidad, sin que aquel precio pudiera amortizarse.  No obstante, con el tiempo, los censales pudieron “luirse” y “quitarse” a fin de reducir la deuda anual de los ayuntamientos.

         El concejo fragatino necesitó de dos “concordias censales” con sus acreedores para conseguir reducir el rédito o “fuero” al que se habían contratado los censales inicialmente: una en el primer tercio del siglo XV y una segunda en 1506.  Por su parte, el ayuntamiento tuvo que recurrir a una tercera concordia en 1828 que limitaba drásticamente su capacidad de gestionar los bienes de propios del municipio.  Sólo tras declarar nulas el Rey todas las concordias, el doctor Pascual Azara, designado por el ayuntamiento, concretó en un “cabreve” del año 1759 los 42 censos vigentes, con los sujetos, lugares y pensiones debidas y comenzó a luir los capitales, empezando por quienes voluntariamente lo aceptaron, y reservando los de la Iglesia para luirlos en último lugar.

         Respecto de los particulares, en 1730 se implanta el nuevo sistema impositivo borbónico.  La mayoría de quienes gozan de censos a su favor (“censualistas” que cobran pensiones anuales) ocultan en su declaración catastral los capitales de esos censos por lo que disminuye su riqueza estimada y con ello la cuota que pagan.  Los “censatarios” en cambio, (quienes pagan las pensiones), sí los declaran, y los restan de su riqueza catastral.  Algunos censualistas comienzan a declarar en 1751.  Pero habrá que esperar a 1786 para que un nuevo catastro incluya a los censualistas eclesiásticos.  Con estos nuevos datos es posible observar el flujo del dinero entre los grupos sociales, y reconocer que es la Iglesia –el Capítulo eclesiástico de Fraga-, quien acapara la mayor parte de las pensiones.  La Iglesia cumple la función crediticia de unos bancos que no nacerán sino a finales del siglo XVIII.  A cambio exige, -igual que los bancos-, “hipotecas seguras” sobre uno o sobre todos los bienes del censatario al que le ha “comprado” un censal. 

evolucion_de_la_deuda_censal_del_concejo_y_del_ayuntamiento_1361-1785.xlsx

endeudamiento_censal_privado_en_elcatastro_de_1730.xlsx

endeudamiento_censal_privado_en_elcatastro_de_1751.xlsx

endeudamiento_censal_privado_en_el_catastro_de_1786.xlsx

endeudamiento_censal_privado_en_el_catastro_de_1832.xlsx

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