Desde antaño, el extenso territorio fragatino ha estado poblado. La Edad de Bronce y l a Edad de Hierro han dejado sus huellas, pero también los Íberos, asentados en la cima de un cerro cercano al río, en lo que conocemos como “El Pilaret”.
Estos dieron paso a los romanos, gente con espíritu viajero y comercial, pero también agrícola, que se asentó en tierra fértil, a orillas del río, para crear una fantástica villa, decorada con pavimentos de mosaico y esculturas de mármol, a la que se le dio el nombre de Villa Fortunatus.
No fue hasta el siglo VIII cuando la ciudad de Fraga, en el lugar en el que hoy la encontramos, vio la luz. La dominación musulmana fue la que levantó esta nueva ciudad, con sus calles tortuosas, empinadas y laberínticas, repletas de lugares mágicos a la vez que misteriosos.
La primera semilla de la historia de Fraga se ha visto enriquecida con el paso del tiempo, dando así lugar a una ciudad que combina el regusto musulmán en su estructura, la fuerza de la reconquista en la majestuosa Iglesia de San Pedro, la elegancia renacentista del Palacio Montcada.
La leyenda “Fielísima y Vencedora Ciudad de Fraga” que versa en su escudo, nos recuerda el título otorgado por el rey Felipe V por haberle sido fiel durante la Guerra de Sucesión.
La Guerra Civil, de especial crudeza en estas tierras, hizo que en la memoria de todos quedara para siempre el recuerdo del puente de hierro que fue bombardeado durante la contienda, así como los rostros de los soldados que aquí combatieron fotografiados por Robert Capa.
Príncipes, reyes y artistas se han acercado hasta este enclave de culturas, por un motivo u otro. Aquí se han alojado por ser punto estratégico en el devenir de la guerra personajes ilustres como el rey Felipe IV, han sido encarcelados y salpicado por la mano misteriosa de la Bruja de Urganda como le sucedió al Príncipe de Viana, o han decidido fijar su residencia atraídos por la luz, el color y el folclore como hizo el pintor Miguel Viladich.
Fraga un lugar por descubrir.